Algo que muchas personas tienen en este país muy arraigado, es la capacidad que tienen de negarse a realizar alguna actividad que implique salirse de la norma y con esto me refiero a cualquier cosa que no todos hagan.
Personas jóvenes y adultas a estas alturas siguen viviendo como si estuviésemos a principios de 1900 con una actitud totalmente cerrada, idealizada y conformista de la vida, negándose a la oportunidad de cambiar su realidad con un pensamiento absurdamente alocéntrico, en donde no se sienten capases de hacer, decir o pensar algo diferente a los demás porque les da pena, les da miedo, viviendo pendientes de los otros y pensando solo en el que dirán, pero sí alguien se atreve a salirse de los patrones pueden llegar a insultarlo o ridiculizarlo, llevando a otros a tener que superar la culpa de ser ellos mismos para poder ser felices. Esto solo nos conduce al estancamiento sociocultural, la discriminación y la intolerancia en la que vivimos hoy en día.
De alguna u otra manera tanto la educación como la cultura influyen en nuestra personalidad y en la forma que tenemos de ver al mundo, pero de nosotros depende superar los obstáculos y seguir adelante con nuestros propios ideales.
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